Expectativas de un hijo
¿Cuál es nuestra responsabilidad con respecto a los niños, que tienen toda una vida por delante?
Cuando un niño viene al mundo, acostumbramos como congregación bendecirlos en la iglesia. Cuando nos encontramos allí con él en nuestros brazos, sabemos que muchas experiencias le esperan en el curso de su vida.
Los niños tienen muchas expectativas. Sabemos que en este mundo ellos encontrarán decepción, desilusión y dolor. Pero nosotros que participamos en bendecirlos, ¿vamos a estar entre ellos los que los decepcionan y lastiman? ¡La respuesta es un rotundo no, nunca!
"Pero mis hermanos me traicionaron como un torrente", leemos en Job 6:15. Y más adelante en los versos 18-20: "Se apartan de la senda de su rumbo, van menguando, y se pierden. Miraron los caminantes de Temán, los caminantes de Sabá esperaron en ellas; pero fueron avergonzados por su esperanza; porque vinieron hasta ellas, y se hallaron confusos."
¡Piense en todas las caravanas, y en los caminantes! Todos defraudados. De hecho, perecieron ya que fueron en busca de agua y no la encontraron. El arroyo se había secado
Anhelo de atención
Si, es fácil imaginarse toda la "caravana" de niños, niños llenos de esperanza que anhelan amor, ternura, comprensión y que buscan un ejemplo a seguir. ¿Donde encontrarán tales ejemplos si no es entre nosotros que queremos ser discípulos de Jesucristo y vivir fielmente aquí en la tierra? Aquí todos tenemos gran responsabilidad. Amemos y sirvamos a Dios de tal manera que nuestro arroyo tengan agua todo el tiempo, torrentes de bendición. No defraudemos. No desilusionemos. Que el amor entre los conyugues, entre padre y madre, creen un oasis en el hogar, donde aquellos que solicitan amparo no sean desilusionados ni avergonzados. De igual manera en la iglesia.
Ayuda a tu hijo
Una vez alguien escribió una exhortación a los padres así: "A través de un hijo, Dios se entrega a ti, para que de esta forma te entregues a Él. De la misma forma que tratas a tu hijo, así también tratas a Dios… Ayuda a tu hijo en la lucha por la vida, ya que años de sufrimiento por un descuido y negligencia inicial rara vez se pueden reparar." (Wetterlund, N.P., “Ditt Barn”, Skjulte Skatter, enero 1931)
Piensa en la confusión que se crea en el corazón de un niño cuando una vez que se le ha instruido en la vida y conducta cristiana, se da cuenta que en su entorno y la vida real, no está acorde con lo que aprendió. Estimado amigo, ¡que nuestros arroyos estén siempre llenos de agua viva!
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.