Esto solo te tomará cinco segundos…
El invaluable poder del agradecimiento puede cambiar totalmente cualquier situación.
En nuestra primera etapa de matrimonio, mientras esperábamos a nuestro primer hijo, vivimos juntos con una pareja piadosa por unos meses, mientras nuestra casa terminaba de ser renovada. Esta pareja no tenía mucho dinero, pero tenían muchos hijos. Estos niños hacían mucho ruido, tenían muchas mascotas, y siempre tenían visitas.
Un día me senté en la sala donde el tapiz estaba deteriorado y los muebles desgastados, tomamos té y comimos pastel con la mamá de la casa; de pronto ella me dijo: “Vivimos como reyes…”
Estaba muy impresionada por su punto de vista sobre su lugar en el mundo, y ese día me mostró un gran secreto: El agradecimiento es una actitud en el corazón y en la mente, no el producto de las circunstancias. Y aquí está el asunto: Cuando nos ejercitamos en estar agradecidos, podemos cambiar nuestra vida en cuestión de segundos.
¿Verdaderamente? ¿Cómo?
Tratar de estar agradecido puede parecer un poco “hipócrita” para algunos, pero yo creo que debería ser la base de nuestra vida cotidiana, y hay buenas razones para ello.
Una razón es que actúa sobre las otras personas. Tuvimos recientemente un amigo de visita, y planeamos hacerle pasar un buen día. Pero, para ser honesta, las cosas prácticas no funcionaron de la forma como lo habíamos esperado, pudo haber sido mucho mejor. Antes de darme cuenta que nuestro pobre invitado no se la pasó tan bien como lo habíamos planeado, él tomó el gesto y la actitud de decir: Todo estuvo “perfecto” – él expresó su agradecimiento por casi todo; sonreía cuando las cosas salían mal y se mantuvo contento conversando aún en medio de todo el desastre. Su agradecimiento levantó mi ánimo, y fue un ejemplo para mí de cuanto podemos influenciarnos el uno al otro, además del poder para bien que tiene el agradecimiento.
Estar agradecidos nos cambia. Hubo un tiempo en el que usaba la Palabra de Dios para evaluar lo que mi esposo hacía y decía, en lugar de usar la Palabra de Dios para juzgarme a mí misma. A veces llegaba hasta el punto que lo recriminaba. De hecho recuerdo un día en el que me dijo algo muy cortante y me ofendí, me fui a la ventana y vi que se fue en bicicleta al trabajo, pensé de repente: Él es realmente un buen hombre. Conscientemente puse mi indignación a un lado y oré por él – para que llegara de vuelta a salvo, para que tuviera un buen día, para que escuchara la voz del Espíritu por lo que hizo y para que yo pudiera hacer mi parte en mantener un hogar pacífico.
Mientras oraba por él, llegué a estar más y más agradecida, y mi indignación se vio insignificante. El cambio de indignación al agradecimiento me tomó cinco segundos, pero transformó mi mente y mi todo mi día. Pero lo más importante: dejé de juzgarlo.
¿Pero qué pasó en realidad en esos cinco segundos?
Hubo un momento en el que Dios quitó el velo de mis ojos y recibí el discernimiento de cómo soy realmente, además de que recibí el deseo de cambiar. Cuán grande es la rapidez y la manera de como reacciono en segundos; yo decido si aprovecho la oportunidad de ser transformada por el poder del Espíritu o si me alejo de la ventana y sigo creyendo que mi esposo está mal…
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” 2 Corintios 3:18.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.