¿Está Dios en mi realidad?

¿Está Dios en mi realidad?

¿He visto la dimensión celestial en mi realidad?

La única meta de este mundo es disfrutar. Se busca ser independientes y tener la libertad para florecer como una hermosa flor entre otras flores hermosas.

Una búsqueda interminable por el placer

Se supone que todos debemos desarrollar el maravilloso potencial que se encuentra dentro de nosotros, pero varias veces no tomamos en cuenta a  Dios, sino que tenemos una "brújula interna", una "voz interior", "fuerzas en nosotros" que nos conducen al placer. Y en toda nuestra individualidad, desearíamos ser como dioses por donde quiera que vamos; diciendo hermosas palabras, creando arte, empujando los límites del deporte, motivando y ayudando a otras personas. Y bien podemos vernos como una flor hermosa en comparación a las otras flores que tienen una moral completamente diferente a la de nosotros; mientras seamos hermosos nos respetamos unos a otros. Y aun en las redes sociales podemos brillar aún más como gente maravillosa, damos “likes” y “amor” con dos simples toques en la pantalla, como estuviéramos haciendo del mundo un lugar mejor. Este es el ideal por el que muchos luchan. Pero ¿cuál es la realidad?

La realidad es extremadamente complicada; necesito tener un balance entre amigos, familia, finanzas, salud, trabajo, etc.. El tiempo vuela, los plazos se cierran por todos lados, mi tía me habla 3 veces para cerciorarse de que le voy a ayudar con el jardín, mi jefe me recuerda que teníamos un acuerdo de que iba trabajar horas extra el día de mañana y mi maestro me llama la atención por no hacer la tarea. Tengo controlar y dar seguimiento a una cosa y luego a la otra y así sucesivamente.

Este mundo se ha vuelto tan pesado y difícil de satisfacer. ¿No puedo relajarme un poco más?

¿Entiendo en realidad que esta es la vida?

La realidad es que estoy aquí. Esta es la vida, y no existe otra opción. Los días van y vienen. ¿Entiendo en realidad que esta es mi vida? La realidad son los días en los que me encuentro ahora, ya sea con lluvia gris, un fuerte granizo o livianos copos de nieve.

Siento que mis circunstancias siguen destrozandome, pero Dios las ha planeado; conoce bien mis límites, sabe quien soy y Su amor por mi es inmensamente grande. Él tenía un plan para mi vida desde antes de la fundación del mundo, y lo planeó perfectamente de tal modo que yo pudiera acercarme a Él y pudiera buscarlo para recibir ayuda; y por medio de ello también darme cuenta que necesito Su ayuda, y que no funciona ir tras los placeres de este mundo y al mismo tiempo tratar de servirle.

Jesús vino a este mundo para hacer la voluntad de Dios. Ahora nosotros, como sus seguidores, también podemos hacer lo mismo. (Hebreos 10:7)

Si nos damos cuenta de lo que realmente es posible en esta realidad, no hubiera pasado por nuestra mente el tratar de evitar las circunstancias en las que estábamos. Si tan solamente abrieramos nuestros ojos para ver las fuerzas celestiales que están girando alrededor del mundo para apoyar firmemente a las personas que está completamente para el Señor. Sin mencionar la recompensa que les espera a los que son fieles. Sí, ¡deberíamos creer! y estar dispuestos a padecer. Así, los días ya no serían tan difíciles. (Juan 20:29).

Los retos cotidianos tienen sentido

¡Eso es precisamente la realidad! Como discípulos de Jesús tenemos el mismo llamado: hacer la voluntad de Dios y vencer sobre el pecado (1 Pedro 2:21-24) Victoria, sobre el pecado que llegó a cada ser humano por la caída, el pecado que tienta a enojarnos cuando nos sentimos presionados, el pecado de despreciar a otros que no son tan exitosos como nosotros. Sí, el pecado que nos engaña con sueños de placer y grandeza sin sin lidiar con el problema real: las exigencias que moran en nosotros. Dios nos ha dado todo lo que necesitamos – Él prácticamente puso a trabajar el cielo para que podamos tener éxito. Él nos envió a Jesús para mostrarnos el camino. Él envió el Espíritu Santo para guiarnos y fortalecernos. Él nos dio Su palabra como una guía para nuestra vida. Tenemos que creer en Él, de tal forma que podamos sacar provecho de esto.

Fe es actuar; es ser obediente a la Palabra de Dios y a su voluntad, cada día, en pequeñas o grandes pruebas, obediente para juzgar al pecado que vive dentro de mí. Y yo creo que, a pesar de lo que he sido y de lo que he hecho, ¡no necesito seguir pecando por causa del pecado mora en mí! Cuando llega la presión de la vida y las cosas se ponen difíciles, cuando alguien piensa que yo podría hacer un mejor trabajo, cuando vienen las tentaciones, ¡ya no debería irritarme y quejarme! No sirve de nada verse como una "hermosa flor" ¿De qué me sirve una bonita apariencia si no hago la voluntad de Dios? ¡Necesito ser liberado del pecado!

Cuando este es todo mi anhelo, Dios está allí para ayudarme – Él lo ha prometido. “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él.” 2 Crónicas 16:9.

Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.