Esperando ansiosamente por Jesús
Debería vivir con ilusión y esperanza en aquel día en que Jesús venga y me lleve a casa.
La otra mañana, hablé con mi amiga que vive al otro lado del mundo, ella quería contarme el sueño que tuvo. Su sueño era que “Jesús venia pronto.”
Lo que resulta interesante es que la noche anterior mientras me quedaba dormida estaba pensando en lo que últimamente ha trabajado en mi corazón… de manera repentina las palabras “El espíritu de expectativa” vinieron a mi mente.
Ya adormecida me pregunté a mí misma: ¿Cómo puedo vivir con el espíritu de expectativa? ¿Qué significa esto para mí?
¿Qué es el espíritu de expectativa?
Toda mi vida he oído acerca de la segunda venida de Jesús – “el rapto”, como es conocido por la mayoría de los cristianos. Pensar en esto solía causarme temor en mi corazón; tenía miedo de ser de dejada atrás. Mientras conversába con mi amiga resultó que ella tenía miedo de no estar lista cuando Él viniera.
Seguimos conversando, y recordé un ejemplo que había escuchado antes; una analogía de cómo es para nosotros los que esperamos por Jesús. Imagina que alguien a quien tú amas entrañablemente ha estado de viaje por mucho tiempo y pronto va a regresar contigo. Su viaje ha sido en barco, así que no sabes exactamente el día en el que llegará. Estarías constantemente en el puerto y esperando con ansias junto al muelle, mirando con la esperanza de que el barco aparecerá en cualquier momento; ¡Estás entusiasmado y anticipando ver otra vez a la persona a la que amas!
Si en mi vida cotidiana estoy con la “expectativa” de que alguien a quien yo amo regresará, entonces voy a estar alerta, velando y con gran ilusión. Esto ocupará mis pensamientos. La vida no pasará sin que yo piense y hable sobre esto.
Así es como yo debo de pensar con respecto a la venida de Jesús. Debería de estar esperando con entusiasmo y gran expectativa – viviendo con la con ilusión y la esperanza en aquel día. Esto es completamente diferente a vivir con miedo y amedrentado.
No hay nada que temer
Le compartí a mi amiga un versículo que me ha ayudado en muchas ocasiones: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía…” 2 Timoteo 1:7. Lo más importante es que yo sea fiel a lo que Dios me muestra el día de hoy. Si soy fiel a Dios todos los días, año tras año, entonces voy a estar lista para cuando el regrese a recoger a los que le aman su venida. ¡Es por eso que no tengo absolutamente nada que temer! (2 Timoteo 4:8).
Una historia que se me viene a la mente es la de María y Marta. (Lucas 10:38-42) Marta estaba afanada y turbada con muchas cosas, por el contrario, María estaba atenta solo en la cosa que era necesaria: una parte que no le fue quitada. Puedo estar muy ocupado y atareado con todo lo que ocurre en mi alrededor que me agobio fácilmente y olvido vivir en el espíritu de expectativa. Uno puede tan ocupado con todas esas cosas terrenales de: “se tiene hacer esto y lo otro”, “esta persona dijo esto”, “espero que tenga suficiente dinero para pagar aquí y allá”, etc… Mis ojos no están puestos en el “interior”, y tampoco estoy atento a la única cosa que es necesaria: vivir completamente agradable a mi esposo celestial. Necesito saber conscientemente que Dios ve mis pensamientos, palabras y hechos todos los días. Necesito encontrar constantemente las cosas que no van de acuerdo a la Palabra de Dios, y ser obediente para vencerlas – prepararme.
Quiero vivir en el Espíritu de expectativa. Y de esta forma voy a estar lista cuando Jesús venga. ¡Voy a ser uno de los que tienen fe en la tierra!
“Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” Lucas 18:8.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.