Enseñando a mis hijos a tener una relación con Dios

Enseñando a mis hijos a tener una relación con Dios

Para mí era importante criar a mis hijos de tal manera que tuvieran su propia relación con Dios tal como la mía, y la cual me ha hecho increíblemente feliz.

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Yo no crecí en en un hogar religioso. A pesar de que había cierta conexión porque mis abuelos por ambas partes eran religiosos, en nuestro hogar no orábamos todas las noches, ni íbamos a la iglesia los domingos. Creía en Dios, pero antes de que Él se apoderará de mi corazón y le entregara mi vida no vivía conscientemente para Él. Di mi vida a Dios en mi adolescencia, cuando mis padres, mis hermanos y yo nos mudamos a Estados Unidos. Una iglesia local de Rusia había financiado todo para que nos mudáramos. Así que empezamos a asistir a las reuniones allí. Desde entonces supe que si alguna vez tenía hijos, quería criarlos para tener su propia relación con Dios. Esto era muy importante para mí, porque conocer a Dios y vivir para Él es lo que me ha hecho increíblemente feliz.

Orando juntos

Unos años después, cuando me convertí en madre, mi esposo y yo oramos no solo por nuestros hijos, sino con ellos, comenzando desde que eran bebés. Con todo mi corazón quería compartir mi experiencia con Dios y cuán real Él era en mis situaciones personales. Como familia, hemos hablado en numerosas ocasiones sobre la sanidad que Dios milagrosamente ha hecho. Hemos orado, y seguimos orando, por la sanación de otras personas que continúan enfermas hasta la actualidad. ¡Ha sido tan fortalecedor en la fe, el ver cómo Dios ha contestado a esas oraciones! Sabemos que Él también responde cuando le pedimos que nos ayude a ser puros y bondadosos los unos con los otros y también el ser preservados para Él en este mundo. Mientras oramos juntos, siempre cada noche los alentamos a que tengan la libertad de agregar sus propias necesidades. También los hemos alentado a orar en secreto sobre sus necesidades privadas o problemas. La intención es que ellos sepan siempre que Dios está escuchando.

Así pues, mis hijos han crecido con el conocimiento de que Dios existe y que siempre está cerca. Les hemos enseñado que Dios siempre está ahí para ellos, sin importar cuán difícil sea la situación en la que se encuentren. ¡Ya sea que estén en la escuela y necesiten un poco de ánimo, o incluso ayuda con sus tareas! Él es real y está cerca cuando tienen problemas con sus hermanos, tal vez en discusiones sobre de algún juguete, o incluso más adelante con la ropa. Nos ayuda a no ser egoístas, envidiosos, temerosos y mucho más. Les hemos enseñado que no hay nada demasiado frívolo para llevarlo ante su trono de gracia. De esta manera aprenden a hablar con Dios acerca de sus problemas.

Tengo que ser un ejemplo

Mi necesidad más grande siempre ha sido el ser un buen ejemplo para mis hijos. No es suficiente para mí como padre, poder leer las Escrituras a los niños cuando están en la mesa u orar con ellos por la noche, pero es de suma importancia vivir mi vida para Dios, para que puedan ver que lo que leemos y oramos es real en mi vida. Por ejemplo, que me vean reaccionar con paz ante lo que podría ser una situación muy estresante. O paciencia, en lugar de la impaciencia, alegría en lugar de envidia, etc. Esa vida que ven en mí es mi testimonio para ellos de mi conexión con Dios, porque sin Él, nada de eso sería posible. Mis reacciones a las situaciones de la vida deberían hablar de mi propia vida rica en oración.

Hay muchas situaciones y  necesidades que surgen en la vida, y mis hijos pueden aprender de mí que Dios nos da todo lo que necesitamos y que Él tiene cuidado de nosotros. Soy una embajadora de Cristo para mis hijos y como representante de Él, mis hijos aprenden de Él a través de la forma en que vivo mi vida.

Enseñar a nuestros hijos a tener su conexión con Dios ha sido un trabajo consciente para mi esposo y para mí. Todos los días pueden estar expuestos a malas influencias del mundo que los rodea, y tener esta conexión con Dios los equipará con lo que necesitan para tomar las decisiones correctas. Tener una conversación abierta con ellos sobre nuestra vida en la iglesia y la Palabra de Dios es la parte más importante de nuestra vida diaria. Creo que mis hijos han crecido viendo el valor de tener vidas personales con Dios. Es un desarrollo para toda la vida y como padre continuaré haciendo mi parte siendo un buen ejemplo.

Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.