¿Qué significa ser enemigos de la cruz de Cristo?
No es saber que Cristo fue crucificado por nosotros de lo que la gente es enemiga; ni tampoco de la cruz física en el Calvario.
“Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo.” Filipenses 3:18.
Por lo general, no es el saber que Cristo fue crucificado por nosotros en el Calvario de lo que la gente es enemiga. La cierto es que me convierto en un enemigo de la cruz de Cristo si no tomo mi propia cruz y crucifico mi propia carne con sus pasiones y deseos; es decir, si yo mismo no estoy dispuesto a estar crucificado con Él (Gálatas 5:24; Gálatas 2:20). ¡Jesús dijo que debo tomar mi cruz cada día! (Lucas 9:23.) Estar crucificado con Él significa negarme a mí mismo y renunciar a mi propia voluntad, a mis propias pasiones y deseos. Puede que esté dispuesto a aceptar que Cristo murió por mí en la cruz, pero ¿reconozco que yo también debo morir – morir a los deseos de la carne?
Lectura adicional: ¿Qué significa tomar tu cruz cada día?
¿Quiénes son enemigos de la cruz?
¡Si no estoy dispuesto a crucificar mis propias pasiones y deseos, entonces seré contando como uno de los que son enemigos de la cruz de Cristo! Pero, ¿por qué no estaría dispuesto a renunciar a estas cosas? Es porque todavía tengo un deseo por las cosas de este mundo. Pablo escribe acerca de tales personas: “el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.” Filipenses 3:19.
Si quiero vivir para mí mismo, satisfaciendo los deseos de mi carne, entonces naturalmente me convierto en un enemigo de la cruz, ya que el propósito de la cruz es crucificar la propia vida, que es mi propia voluntad, mi ego y mis deseos.
Ama la cruz
Lo contrario querer vivir para mí mismo, es que puedo humillarme a mí mismo, doblegarme y someter mi voluntad, para que se haga la voluntad de Dios en lugar de que yo busque lo propio. Es así como tomo mi cruz cada día; ¡De esta manera ya no soy yo quien vive, sino que la vida de Cristo nace en mí y se manifiesta en mi interior! (2 Corintios 4:11).
Los versículos en Colosense 3:1-3 están escritos para los que aman la cruz: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.”
Cuando pongo la mira en las cosas de arriba, las cosas terrenales pierden su valor. La razón por la que amo la cruz de Cristo es porque es el camino para llevarme a esa vida oculta con Cristo en Dios. Por medio de la cruz estoy siempre entregando mis pasiones y deseos a la muerte. Y es solo por medio de esta muerte que la vida de Cristo puede nacer. ¡Es así como soy conformado a la imagen del Hijo! (Romanos 8:29). ¡Esta es la vida más emocionante que te puedas imaginar!
¡Así pues, amemos la cruz y la poderosa y regeneradora obra que puede hacer en nosotros! Pongamos nuestra mente en las cosas celestiales, para que tengamos una esperanza y meta celestial por la que trabajemos. Vivamos así, y nunca seremos contados como uno de los enemigos de la cruz de Cristo.
“Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.” Gálatas 6:14.
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Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.