El temor de Dios no ha pasado de moda
El verdadero temor de Dios es y será siempre actual y “moderno.”
Dios es nuestro creador y gobernador. Su voluntad, tal como fue revelado por Jesucristo, no es algo anticuado ni ha pasado de moda. Las leyes eternas de Dios siguen igual de vigentes, como lo han estado siempre.
"Porque el que siembra para su carne (la voluntad humana), de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu (la voluntad de Dios) segará vida eterna. Gálatas 6:8. Todo aquel que se aparta del camino de la piedad, cae muy pronto en la oscuridad de sus propios pensamientos. En medio de esta oscuridad uno puede creer que piensa, dice o hace lo correcto, pero en realidad resiste la voluntad de Dios.
En esto hay una fatal soberbia, pues uno mismo pone sus pensamientos por encima de los pensamientos de Dios. A menudo, la razón de esto es la cobardía y el temor a lo que las demás personas pueden pensar. Uno cede ante las tendencias contemporáneas. El razonamiento humano sustituye las leyes de Dios. La soberbia sustituye la humildad, y el hombre se ha hace señor y juez sobre las Escrituras. La razón de esto casi siempre es: "¡No juzgarás!" sin embargo, uno no se da cuenta, que usa la misma frase para acosar y juzgar a aquellos que quieren obedecer a la Palabra de Dios. En la carta de Pablo a los Romanos, en el capítulo 1 al 3 podemos leer qué es lo que nos caracteriza según nuestra naturaleza pecaminosa – la verdadera naturaleza humana. El trágico resultado que se produce es porque las personas cambian la verdad de Dios por la mentira, y honran y dan culto a las criaturas antes que al Creador. Romanos 1:25. Pablo concluye esto diciendo: "No conocen camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos." Romanos 3,17-18
La ley sobre la propiedad intelectual, el cristianismo rígido, una vida estancada en la auto-satisfacción, son expresiones que provienen de la falta de piedad, de temor de Dios. Esto es un ser espiritual contra-corriente, que considera a sus semejantes con un ojo crítico.
El verdadero temor de Dios es y será siempre actual y moderno, si lo entendemos correctamente. Este conlleva en sí promesas eternas. Está escrito que es el principio de la sabiduría, la cual necesitamos para amar y honrar a Dios y su voluntad. El temor de Dios crea una renovación y una creatividad. El temor de Dios nos hace personas espiritualmente ágiles y fuertes, que pueden resistir las corrientes humanas, de la misma manera que el salmón resiste los rápidos en un rio. El temor de Dios nos hace personas firmes que pueden soportar la base de la verdad tal como se expresa en la Palabra de Dios. El temor de Dios también nos hace personas compasivas y sacrificadas que trabajan en beneficio y para alegrar a su prójimo.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.