El camino angosto
La puerta estrecha es el camino a la vida, y esto significa renunciar a algo – ¡pero los resultados son increíbles!
“Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.” Mateo 7:14.
Andando en el camino angosto
Ellos no hallan el camino a la vida. Todos quieren tener vida, pero solo hay un camino que lleva a la vida, y tenemos que andar en este camino a fin de recibir vida. ¿Qué es la vida? “Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal…” Deuteronomio 30:15,19. La vida son las virtudes de Cristo – el fruto del Espíritu. (Gálatas 5:22) La muerte son las obras de la carne – todo tipo de corrupción (Gálatas 5:19-21; Colosenses 3:5-9).
Hay una diferencia entre el fruto del Espíritu y los dones del Espíritu. Hablar en lenguas, interpretación de lenguas, el don de sanar, etc.… son dones que se pueden recibir, a los corintios, por ejemplo, no les faltaba ninguno de ellos. (1 Corintios 1:5-7) Sin embargo, no podemos simplemente recibir los frutos del Espíritu, tenemos que andar en el Espíritu para poder recibirlos. Debemos andar en el camino angosto, porque el Espíritu resiste a la carne. Para poder seguir a Jesús por el camino angosto tenemos que tomar nuestra cruz cada día y negarnos a nosotros mismos. Solo pocos son los que hallan este camino.
“No se haga mi voluntad, sino la tuya”
A nadie le gusta alegar y discutir. Las personas casadas no quisieran que su relación empeorara, pero ocurre de todos modos – discuten y pelean. ¿Por qué discuten aun cuando ellos no quieren? La razón es porque no han encontrado el camino a la vida. La muerte: la impaciencia, el enojo, la malicia, los celos, etc.… los separa. Por el contrario, la vida: la paciencia, la bondad, la generosidad, etc.… los une. Uno piensa que debería corregir a otros diciendo algo que pueda ayudarlos a cambiar, de tal forma que se vuelvan como tú crees que deberían de ser – pero ese no es el camino a la vida. El camino a la vida es negarte a ti mismo. Solamente así el Espíritu recibe autoridad y poder sobre la carne. Esto es lo que significa andar en el Espíritu y no satisfacer los deseos de la carne. (Gálatas 5:16) Habrá frutos – recibes parte en esta vida – ya que las virtudes son parte de ti. No se nos pueden dar las virtudes simplemente. Podemos recibir el Espíritu Santo como un don, pero para poder llevar fruto tenemos que obedecer al Espíritu y odiar nuestra propia vida según la carne.
¡Este es el camino que pocos hallan! Más gente no encuentra este camino porque no se ven a sí mismos y a su propia corrupción; ¡están totalmente absortos en lo que no les gusta de los demás! Lo cual va acompañado de exigencias y muerte – maldad. El egoísmo es el principal factor de todo esto.
Jesús nos enseñó a ser siervos y a perdonar, por eso oró de esta manera: “No se haga mi voluntad, sino la tuya.” Las parejas que están casadas y encuentran este camino van a descubrir que la vida se vuelva más y más gloriosa. Los creyentes que andan en este camino se vuelven uno, así como el Padre y el Hijo son uno. La vida que estaba con el Padre – la vida eterna – crece y se desarrolla, por lo tanto, el gozo también aumenta. 1 Juan 1:2. Esta es la experiencia de todos los que han encontrado el camino angosto y andan en él. Los que no han experimentado esto no andan por el camino angosto – la puerta estrecha.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.