El apóstol Pablo: dos veces transformado

El apóstol Pablo: dos veces transformado

El camino hacia Damasco era solo el comienzo

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El apóstol Pablo es posiblemente uno de los personajes más conocidos en la Biblia. Las cartas que escribió hace miles de años siguen siendo vitales para nosotros en la actualidad. Nos dan entendimiento, vida, esperanza e instrucción. La transformación de Pablo es para cada cristiano, un ejemplo brillante a seguir.

El apóstol Pablo dice acerca de sí mismo que era descendencia de Israel, de la tribu de Benjamín, un fariseo educado a los pies de Gamaliel, que era uno de los rabinos más conocidos de la historia. No podría haber tenido más razones para confiar en su propia justicia, pero en su celo que no provenía de Dios, persiguió a la iglesia – a quienes consideraba como herejes peligrosos – los arrestó y encarceló e incluso estuvo presente cuando Esteban fue apedreado. En Hechos 9:1 se dice que Pablo "estaba respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del señor”, debido a su “pecado” por creer en Jesucristo.

Uno podría pensar que alguien de razonamiento tan fuerte y tan arraigado en cierta forma de vida, con tanto compromiso y convencido de una causa, sería inalcanzable, pero Dios tenía un plan diferente para Pablo.

Mientas Pablo* iba de camino a Damasco con gran celo para perseguir a los cristianos, tuvo una experiencia muy profunda. Jesús mismo se le apareció como una luz proveniente del cielo, forzandolo a ponerse de rodillas. Esta experiencia personal con Jesucristo tuvo como efecto una conversión total – al 100%. En ese momento él creyó, y pasó de ser persecutor a un discípulo. ¡Se dice que después de esta experiencia inmediatamente él comenzó a predicar a Cristo! No tenía ninguna duda, ni dejo a su  razonamiento humano acturar preguntándose si lo que estaba haciendo era lo correcto. Él había experimentado a Cristo y tuvo un enfoque completamente nuevo en su vida. Ahora su misión era llevar el nombre de Jesús a todos los gentiles, así como a los reyes y a los hijos de Israel. (Hechos 9).

El camino hacia Damasco era solo el comienzo

A pesar de que Pablo había nacido de nuevo, con un corazón nuevo, nueva actitud y una nueva vida, su conversión no cambió quién era él por naturaleza. Pero ahora había conocido a Cristo, y el deseo de todo su corazón era llegar a conocerlo personalmente, ¡Cristo se había convertido en todo para él! Su poderoso testimonio fue: "Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia." Filipenses 1:21.

Su anhelo por Cristo lo llevó a una profunda humildad, pues vio que todo lo que tenía como persona natural era inútil para satisfacer su anhelo. Este hombre que había sido muy fuerte en sí mismo, tan "justo", dijo: "Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo; Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo." Filipenses 3:7-8.

El apóstol Pablo ya no se veía a sí mismo como alguien grande, sino como alguien que necesitaba ser completamente cambiado. Debido a esta gran humildad, Dios pudo comenzar la obra de transformación en su hombre interior, y para que de esa misma manera fuera hecho conforme a la imagen del Hijo (Romanos 8:29). Dios le reveló el camino de la cruz – el camino para seguir a Jesús y vivir la misma vida – para poder ganar a Cristo personalmente. Él dice más adelante, "A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte." Filipenses 3:10.

Al igual que desde el comienzo, Pablo no dudó ni trató de ser razonable para hacer lo que tenía que hacer. El nuevo testamento está lleno del espíritu en el cual él vivió – el Espíritu que vence sobre el pecado en la carne y por el cual la vida de Cristo se volvió su vida. (2 Corintios 4:10).

Él da testimonio de esto cuando dice: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” Filipenses 3: 12-14.

Revelación de Dios

¡Así pues, Pablo experimentó dos transformaciones en su vida! La primera fue en su conversión, cuando su corazón se transformó. Él describió esto como desecharse del "viejo hombre" y ponerse "el nuevo hombre" – un acto instantaneo y que es hecho por medio de la fe. Pero la segunda transformación fue un proceso mucho más largo; El proceso de la santificación. Todos los días él tomó su cruz para seguir a Jesús.

Dios fue capaz de darle poderosas revelaciones. Su fiel obediencia a vivir la vida que Dios le había revelado lo llevó a ser transformado por completo. Debido a su humildad y celo, Dios ha podido usar las cartas que escribió como Palabra de Dios; ¡Para instruir y revelar los misterios de la piedad a muchas generaciones de discípulos!

Lectura adicional: ¿Qué significa tomar tu cruz cada día?

Al final de su vida, Pablo pudo decir: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, Juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.” 2 Timoteo 4:7-8. Él obtuvo el fin de su fe, que fue la salvación de su alma. 1 Pedro 1:9.

Los poderosos testimonios de Pablo

Lo mejor de todo es que este evangelio de transformación que Pablo predicó a través de sus cartas, y aún más importante con su propia vida, ¡está abierto para ti y para mí! Creamos y vivamos estas exhortaciones del apóstol Pablo, y sigamos su firme ejemplo:

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Gálatas 2:20.

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:2.

Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” 2 Corintios 3:18.

¿Puedes imaginarte que el hombre que escribió estas palabras es el mismo que iba camino a Damasco con una actitud "más santa que tú", persiguiendo a los creyentes, por el camino equivocado?  Ninguno de nosotros podemos usar nuestros antecedentes como una excusa. ¡Gracias a Dios por el ejemplo que Pablo es para nosotros, y por todo lo que hizo para que pudiéramos escuchar este evangelio y ser salvos! Al final de nuestras vidas nosotros también deberíamos decir: "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe." ¡Sigamos adelante tal como lo hizo Pablo, para que podamos aferrarnos a lo que Cristo Jesús nos enseñó! (2 Timoteo 4:7; Filipenses 3:12-16).

* En los primeros capítulos de Hechos, al apóstol Pablo se le conoce como Saulo. Para hacerlo más simple, nosotros le llamamos Pablo a lo largo de todo el artículo.

Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.