Dios pesa las pruebas que envía
Llego un momento en mi vida en el que no podía controlar mi ansiedad, pero hoy soy una joven con una mirada positiva de la vida.
Cuando era pequeña, solía estar ansiosa si cosas inesperadas pasaban, cosas que no seguían el patrón normal. Entraba en pánico solo de pensar que algún día tendría que mudarme y que no iba a vivir más con mis padres.
Cuando empecé la secundaria, sentí que hubo grandes cambios. Hasta entonces, había sido consciente que podía ponerme nerviosa rápidamente, pero no había experimentado la verdadera ansiedad.
La batalla contra la ansiedad
Fue todo bien cuando regrese a casa luego de mi primer día en la escuela. Pero esa noche no pude dormir bien; me desperté con un nudo en el estómago y me sentí estresada. Sabía que mañana iba a ser un día difícil. No pude desayunar y sentí que un sentimiento paralizante se apoderaba de mí. Parecía como si una ola venía sobre mí y sabía que iba a ser difícil mantener mi cabeza fuera del agua. No tuve apetito durante los siguientes 10 días. Era difícil quedarme dormida en las noches; y en las mañanas despertaba con malestar en el estómago.
Mis padres oraron por mí, me consolaron, me apoyaron y me animaron a confiar en que Dios me ayudaría. Tenía 11 años, y con mi fe infantil, ore a Dios por ayuda. Mis padres también me llevaron a un psicólogo, y me dieron algunas medicinas que me ayudaron; así me tranquilice un poco. Me fue un poco mejor, pero el problema no estaba completamente resuelto.
Pasaron algunos años; tenía la tendencia de ser dominada por algún tipo de estrés interno, pero no tuve más ataques de ansiedad. Sin embargo, cuando empecé la universidad, fue como si volviera a la pesadilla que comenzó cuatro años atrás. Ya había crecido, y pensé que ya había aprendido a manejar nuevas situaciones. Pero de repente, esta sensación paralizante apareció de nuevo, y fue imposible controlar mis sentimientos. ¿Por qué Dios me creó de esta forma? No entendía porque reaccionaba de la forma que lo hacía. ¿Por qué mis hermanos no son así? Parecía tan injusto. ¿Por qué yo?
¿Por qué Dios me creó de esta forma?
Ahora entiendo mejor: Dios tenía algo que quería decirme. Él quería hablarme a través de mis situaciones. Algunas veces Dios habla con algunas personas de una forma y a otras de otra manera. ¡Lo que Él quería era ayudarme a aprender a comprometerme con Él y poner todo en sus manos!
Durante esos días fue difícil para mí empezar la escuela de nuevo, mis padres y algunas personas cercanas, continuaron orando por mí. Me acuerdo de una mañana en particular cuando estaba completamente paralizada por causa de la ansiedad; mi papá me llevó donde mis abuelos y les pidió que oren por mí. Mi abuela fue una mujer de oración, y cuando entré al salón esa mañana, después que ella había orado por mí, sentí que esa carga pesada que llevaba sobre mí desapareció.
Aquellos que han experimentado la ansiedad saben que simplemente no puedes tener el control del ataque de ansiedad. Me di cuenta que Dios había respondido nuestras oraciones cuando quito mi ansiedad esa mañana. “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31) pensé en eso mientras abría la puerta del salón.
Cada mañana de esa semana continuaba siendo difícil. Continué orando a Dios, y supe claramente que Él quería algo de mí. Quizás había algo que tenía que dejar… Pensé que, si lograba tener una fe aún más firme, entonces Dios me podría librar de esas reacciones.
¡Una respuesta a la oración por fe!
Temprano una mañana, me di cuenta que necesitaba hablar con mi papá, y le dije que sentía como si estuviera en un túnel oscuro. Él me dijo que estaba seguro que Dios tenía un plan con estas situaciones, y luego él eligió al azar un versículo de la Biblia. El versículo era el de Oseas 6: 1 – 3: “Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará, hirió y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él. Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.”
¡Quizás esa fue la respuesta a mis oraciones! Pero ¿si este versículo fue solo una coincidencia? Mis pensamientos humanos reaparecieron con fuerza, pero ¡decidí tener fe! Decidí que iba a confiar en Dios, y le dije que Él tenía que resucitarme, como decía en el versículo.
Y Dios cumplió su promesa. Tres días después, pude levantarme sin sentir ningún rastro de ansiedad o confusión. ¡Estaba totalmente tranquila y me sentí liviana como una pluma! Supe que no era un sentir momentáneo. Dios había cerrado mis heridas, ¡Él me había revivido y había vuelto a la vida!
Eso fue una tremenda experiencia de fe para mí. Dios se revela a las personas de diversas maneras, y Él se reveló conmigo de esa forma. Fue a través de esas pruebas y claramente a través del versículo de la Biblia que Él me mandó. Dios respondió mis oraciones. Tal vez a ti te responderá de otra manera completamente diferente, pero Él siempre responde cuando oramos de la forma que Él quiere que lo hagamos, es decir, con un corazón puro, sin división y cuando creemos que podemos ser salvos mediante las pruebas que Él envía. Piensa que todo lo que encontramos en nuestro camino puede llevarnos al cielo, ya sea situaciones leves o difíciles. ¡Se trata de aprovechar todas las circunstancias que me son dadas!
¡Puedo convertirme en una nueva creación!
Desde ese día, no he experimentado más ansiedad. Me convertí en una joven con una mirada positiva de la vida. Después que Dios me libró de la ansiedad, Él me llevó a través de nuevas circunstancias donde sabía que todo lo que debía hacer era dejar todo en sus manos. Mi alma continuaría sintiéndose incómoda cuando las cosas iban un poco mal, o cuando venían nuevas situaciones, pero estoy aprendiendo a que mi alma repose y a aferrarme a la esperanza que he recibido.
“La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo.” Hebreos 6:19. He experimentado que Dios es bueno y sé que Él tiene un plan maravilloso con todo lo que envía a mi camino. Solo piensa, ¡los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien! (Romanos 8:28).
Dios pesa las pruebas que envía. Él sabe que necesitaba convertirme en una nueva creación. Tuve que pasar por fuego para participar de las virtudes de Cristo. No todos son probados de la misma manera, pero Dios sabe exactamente qué necesito para ser purificada y purgada. Él quiere que me vuelva una nueva creación, y ¡exactamente eso es lo que yo anhelo con todo mi corazón!
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.