Dios da gracia a los humildes
¡La humildad debe ser muy importante si Dios da gracia a tales personas! Pero, ¿Qué tan fundamental es realmente?
La humildad es una ley fundamental para toda la salvación, y para mí ahora se ha vuelto más claro que nunca que aún hasta en el sentido más profundo no existe nada más aparte de esto. Dios da gracia a los humildes, y no importa lo que la gente piense de ti. Dios resiste al soberbio, al arrogante, los altivos y a todos los que se sientan sabios ante sus propios ojos.
La salvación y la humildad van de la mano
De manera sencilla, la humildad es lo que se obtiene a través de tener pequeños pensamientos sobre ti mismo. Cuando estos pensamientos hagan un tremendo efecto en ti será manifiesto porque has recibido gracia. El humilde recibe gracia (Santiago 4:6; 1 Pedro 5:5), y recibir gracia significa que recibes toda la ayuda que necesitas. Quizá puedas orar toda una noche para recibir amor, pero no te ayudará de nada si no eres humilde para que puedas recibir gracia.
Recibes gracia conforme al grado que vas siendo humilde. Cuando no se puede notar un progreso en tu vida, es porque no estás recibiendo gracia. Puedes lograr mucho con tu propia fuerza humana. Puedes intentar compensar la falta de gracia siendo celoso en diferentes cosas. Puedes ser hábil, y bueno, como persona, pero toda esa bondad y habilidad humana no ayuda en algo si Dios se te opone, ya que no quieres reconoces nada; no te juzgas a ti mismo, sino al contrario, te defiendes.
Es notorio cuando ha habido progreso en la vida de una persona. La mayoría de la gente no es humilde, cometen transgresiones con las cosas que dicen y ni siquiera piden perdón. Lo que más quiere Dios es transformarnos en el interior. Puede que pienses que has sido tratado injustamente; y estás ocupado en en lo que los demás piensan de ti. Estas son las cosas que te hacen infeliz, y no puedes llegar a ser feliz, porque Dios es tu oponente.
Humildad: ¡El asunto mismo!
Muchas personas carecen de luz. Nada va suceder en la vida de una persona, excepto a través de estas 2 leyes (la ley que concierne la altivez y la humildad). El que se humilla a sí mismo – voluntariamente – será exaltado. (Mateo 23:12; Lucas 14:11) Si eres un poco humilde, tendrás un poco de éxito, y si eres excepcionalmente humilde, así también será tú éxito. Con tan solo el poco conocimiento que tienes como ser humano, debería ser suficiente para decirte que es detestable ante los ojos de Dios tener grandes pensamientos sobre sí mismo. ¿Cómo puede Dios bendecir a una persona arrogante que no tiene auto-reconocimiento? Es una ley de la vida que Él no puede bendecir a tales personas.
Todo gira en torno a la humildad. Si no tienes éxito, eres y seguirás siendo terrenal y dirigido por tu alma. No es solo bueno o correcto ser humilde; sino que la humildad es lo único que importa. Las cosas no se abrirán si no eres humilde. La razón por la que no tienes un vivo interés en la Biblia es porque te falta humildad. Lo más terrible que puedes pensar es que haces las cosas bien y no necesitas conocimiento de nada. Si juzgas a los otros, eres un impío, pero si te juzgas a ti mismo, no serás juzgado.
Dios da gracia a los humildes – siempre
En Santiago 4:6 dice: "…Dios resiste a los soberbios." Y tú piensas: "Yo no soy soberbio." Pero eso es exactamente lo que eres cuando no recibes la gracia, porque Dios da gracia a los humildes, siempre. Cuando eres humilde, reconoces la verdad acerca de ti mismo en lugar de juzgar y criticar a los demás. "¡Humillaos bajo la poderosa mano de Dios!" 1 Pedro 5:6.
Dios está interesado en salvarnos completamente. Pero depende de cómo tomemos las cosas. Cada uno debe entender esto tan bien como pueda. El humillarse a sí mismo es algo que casi nunca sucede, al contrario, las personas se defienden a sí mismas.
La humildad no es un asunto de suma importancia, sino que es el asunto mismo – el único asunto. Con nuestras decisiones determinamos el tipo de vida que queremos vivir. ¡Nunca es culpa de los otros que a ti te vaya mal!
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.