¿De dónde vienen los complejos de inferioridad y superioridad?
Vencer sobre los complejos de inferioridad y superioridad no es poca cosa. Pero, como siempre, es la palabra de Dios nos muestra cómo hacerlo.
Los complejos de inferioridad y superioridad han sido la causa de todo tipo de mal en este mundo desde el principio de los tiempos. (Santiago 3:16.) ¡Puede que no sea fácil vencer sobre un complejo de inferioridad o superioridad, pero en la palabra de Dios encontramos soluciones!
¿Por qué es tan peligroso un complejo de inferioridad? Porque eres atrapado en lo que las demás personas piensan de ti y no tienes la libertad para ser tú mismo, tampoco la confianza o valentía de hacer las cosas que Dios te ha dado para hacer. Estos complejos de inferioridad hacen que salgas de la libertad que está en Cristo. Y, por otro lado, los complejos de superioridad hacen que trates a los demás con indiferencia y total desprecio, porque frente a tus ojos las otras personas en algún nivel tienen menos valor que tú.
Claramente no es así como Dios quiere que sean las cosas.
Victoria sobre un complejo de inferioridad o superioridad
Para llegar al fondo y poder vencer sobre un complejo de inferioridad o de superioridad, es muy interesante pensar de dónde provienen.
Tielman Slabbert ha hablado mucho recientemente sobre este tema. Tanto los complejos de inferioridad como de superioridad vienen de estimar algo que aparenta ser “grande.” Ya sea que sientas que te falta algo grande o creas que eres mejor que otros porque tienes algo grande. Esto puede sonar bastante simplificado, pero tiene mucho sentido.
¿Por qué te sentirías inferior a alguien? Porque sientes que son más inteligentes o carismáticos que tú, que su riqueza les da una ventaja que tú no tienes, o que sus dones o talentos los colocan de alguna manera por encima de ti, etc. O viceversa; si crees que eres más exitoso o que vienes de un mejor entorno, que tu forma de ser es más correcta, etc. Entonces te sentirás superior a alguien más. Puede ser difícil aceptar este hecho, pero si te examinas cuidadosamente, lo más seguro es que encontrarás que es verdad.
Sin embargo, la verdad es que estas cosas solo son “grandes” ante los ojos de los hombres. Estas en realidad no significan nada ante los ojos de Dios – son cosas que nunca encontrarás en la Biblia. La sociedad y nuestras culturas nos han engañado para que pongamos un alto estima a las cosas “grandes”, hemos sido entrenados para creer en eso más de lo que creemos en la palabra de Dios.
El mundo admira las cosas como el dinero, la belleza, la inteligencia, el estilo, el encanto, las influencias, entre muchas otras cosas. No obstante, Jesús dijo: “Porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.” Lucas 16:15. Esto realmente pone las cosas en perspectiva. Las que es “grande” o sublime no le dan ningún valor extra a una persona desde el punto de vista de Dios; por el contrario, ¡Él odia cuando “admiras” estas cosas y menosprecias o tienes por sublime a otros, y asimismo, también odia cuando te dejas ser admirado o menospreciado por causa de otros! Dios tienen una forma completamente diferente de medir nuestro valor.
¿Qué tiene valor para Dios?
Solamente tienes que darle un vistazo a Su palabra para saber qué es lo que Él considera valioso. En Gálatas 5, por ejemplo, Pablo escribe sobre el fruto del Espíritu: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” Gálatas 5:22-23. Y en 1 Corintios 13:13 dice: “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.” Y Miqueas 6:8 dice: “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.” Pasar tiempo en las Escrituras te abre los ojos a las cosas que tienen un valor verdadero y eterno.
Pero no solo eso, sino que también te hace ver rápidamente dónde careces de algo. Lo cierto es que la naturaleza humana es todo lo contrario a la palabra de Dios. Pero también está escrito allí: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” y que “El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará…” Así que, si tu deseo es recibir estas virtudes, Dios te enseñará el camino para que puedas obtenerlas. (Filipenses 4:13; Filipenses 1:6).
Cuando empiezas a ver que tu naturaleza humana no se alinea con la palabra de Dios, este es el Espíritu trabajando y obrando en ti para que seas transformado. Y es en ese momento que con humildad debes reconocer la verdad y estar de acuerdo con el juicio que Dios ha hecho. ¡Esta humildad no se basa en la baja autoestima o el desánimo, sino en tu voluntad de ser obediente a Su guía y negar tu propia voluntad para que la voluntad de Dios se haga a través de ti! Cuando niegas la envidia, por ejemplo, aprendes a ser agradecido. Funciona igual en todas las áreas. Puedes ser transformado de la preocupación y la incredulidad a la fe y la confianza en Dios; del orgullo y la jactancia a la mansedumbre y la humildad. Esta es una obra de transformación que Dios hace en ti cuando estás dispuesto y eres obediente. (Filipenses 2:13).
Viendo a las personas a través de los ojos de Dios
Cuando estás dispuesto y eres obediente, aprendes a ver a las personas a través de los ojos de Dios. Ya no más miras hacia abajo por una superioridad imaginaria o hacia arriba por alguna carencia imaginaria, sino que aprendes a ver a otros con amor, paciencia, amabilidad, etc. Dios hizo a todos los hombres a Su imagen y semejanza, ¡incluyendo a ti! ¡No puedes despreciar algo que Dios ha creado a Su propia imagen! ¡Más aún, otra cosa que ocurre es que comienzas a mirarte a ti mismo desde la perspectiva de Dios! Sí, empiezas a ver tu verdadero valor.
“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.” Colosenses 3:1-2.
Estos versículos son en realidad la clave. Si tus pensamientos están en los lugares celestiales, entonces todas las cosas que antes parecían “grandes” se vuelven inútiles comparadas con la gloria que podemos alcanzar y que tiene un valor eterno. La envidia se acaba, estar intimidado por los demás también, ya no desprecias a nadie, porque sabes que Dios te ha puesto en esta vida con exactamente las situaciones, habilidades y circunstancias adecuadas que te llevarán a convertirte en una nueva creación. Y no necesitas más que eso.
“Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.” Gálatas 6:14-15.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.