¿Cómo podemos asirnos de nuestra fe?
¿Por qué la gente renuncia a su fe? La respuesta es muy simple.
Para la mayoría de los cristianos la fe significa creer en Dios, en el perdón de pecados y que irán al cielo. Pero esta creencia es solamente el primer componente de la fe. Si leemos en Santiago 2, podemos ver claramente que se requiere más de nosotros.
“¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.” Santiago 2: 21-22 y 26.
Una cosa es decir que tienes fe, pero otra totalmente diferente es demostrarla. La fe sin obras es muerta, lo que significa que tenemos que trabajar activamente para que nuestra fe sea perfeccionada. Cada situación en nuestra vida es una oportunidad para trabajar con nosotros mismos. Ya sea que elijamos decir la verdad cuando somos tentados a mentir, o que tratemos a alguien con amabilidad aun cuando no nos sintamos bien o no nos parezca que lo “merecen.” Trabajar con nosotros mismos significa simplemente que decimos “No” a Satanás cuando somos tentados a injusticia, y “Sí” a Dios y a lo que nos ordena a hacer. Este es el segundo componente de la fe.
Pero, ¿cómo podemos asir esa fe durante todas las cosas por las que pasamos en nuestra vida?
Pon la mira en las cosas de arriba
Quizá, has llegado a un punto en tu vida donde sabes que el cristianismo es la vida para ti. Crees en Dios, vas a la iglesia, y quisieras ser una buena persona. Pero al pasar el tiempo te das cuenta que no es tan fácil guardar las leyes de Dios como lo habías pensado. De hecho, parece que hacer lo que está escrito en la Biblia no sale de nosotros naturalmente.
“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.” Colosenses 3:2.
Como cristianos nuestra esperanza es que seremos arrebatados un día para estar durante toda la eternidad con Jesús. Cuando decidimos ser fieles a Dios, necesitamos darle a Él siempre la primera prioridad en nuestra mente. Así es como encontramos un valor eterno en cada una de las situaciones en nuestra vida. También nos garantiza que podremos ver la razón por la que luchamos aun cuando seamos tentados a ser infieles a Dios. Si tenemos en claro la razón por la que luchamos no seremos engañados a pensar que existe alguna otra cosa que sea más importante o nos traiga más felicidad que hacer la voluntad de Dios en cada un situación.
¿Por qué la gente se rinde y renuncia a su fe en esta esperanza? La respuesta es simple: dejan de enfocarse en su meta celestial. Su enfoque se vuelve a las cosas temporales, tales como metas en este mundo, sueños, cosas materiales, o experiencias. En sí todas estas cosas no son malas, pero cuando se vuelven más importantes que nuestro llamado celestial, entonces serán un problema. Mucha gente pierde completamente de vista su meta celestial en su esfuerzo por buscar estas cosas terrenales. El resultado es que ya no sienten ninguna necesidad por Dios en sus vidas. Sus miras ya no están en las cosas de arriba.
Si no estamos enfocados conscientemente en nuestra meta celestial, quedará un vacío que puede llenarse rápidamente con cosas terrenales. Pero si llenamos nuestros pensamientos con cosas celestiales, la vida con Dios será la cosa más importante para nosotros, ¡y el resultado será que seremos celosos para ser fieles en cada situación de nuestra vida!
Necesitamos a Dios
“Porque por fe andamos, no por vista.” 2 Corintios 5: 7.
Dios nos quiere llevar a un punto en nuestras vidas donde no podemos vivir sin nuestra fe en Él. En tiempos difíciles, cuando las cosas no andan como pensamos que deberían, y en buenos tiempos, cuando todo parece favorecernos. Durante la vida se vuelve cada vez más evidente que no podemos lograr nuestra meta celestial sin la ayuda de Dios. Algunas personas lo entienden después de muchos intentos fallidos de vencer al pecado con sus propias fuerzas. Otras necesitan una situación fuerte que cambia sus vidas para que puedan realizar esto. Sea como sea, todos necesitamos llegar a los siguiente: pase lo que pase, necesito a Dios en mi vida, aunque fuera la última persona fiel en la tierra.
Cuando nos damos cuenta que nuestra fe en Dios es la unica cosa que tiene algún valor verdadero, no habrá nada ni nadie que nos la pueda quitar. Enfrentaremos a cada situación con el poder de Dios que nos respalda, y seremos soldados de Cristo que no toleran al pecado. Seremos cada vez más liberados del pecado, y como resultado nuestra fe cada vez más fuerte.
“Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.” Hebreos 10: 23.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.