¿Cómo contristo al Espíritu Santo?
Es fundamental, cuando reconozco que no puedo vivir una vida en victoria sobre el pecado sin la ayuda del Espíritu Santo, ver la forma en cómo respondo al Espíritu Santo cuando éste me habla.
Es fundamental, cuando reconozco que no puedo vivir una vida en victoria sobre el pecado sin la ayuda del Espíritu Santo, ver la forma en cómo respondo al Espíritu Santo cuando me habla. ¡En primer lugar, tengo que escuchar su voz!
Vivimos en una sociedad muy ajetreada, y la mayoría de nosotros tiene un estilo de vida acelerado, con viajes de trayecto más cortos, rápida comunicación, rápido acceso a una gran cantidad de información, etc. Si no soy consciente, en medio de todo esto, y tengo mis pensamientos sólo en las cosas que tienen que ver con el Espíritu, no seré capaz de escuchar la voz del Espíritu cuando hable en el fondo de mi corazón. Yo contristo al Espíritu Santo cuando no escucho – el Espíritu se siente decepcionado, porque él tiene mucho para decirme, cosas que me darán alegría y felicidad, y que me conducen a la libertad de mí mismo, una vida libre de pecado.
La desobediencia entristece al Espíritu Santo
Jesús llamó al Espíritu Santo «El ayudador,» y también dice: «Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad.» Juan 16,13. Todos los cristianos están llamados a seguir las pisadas de Jesús, el que no cometió pecado. Tengo que ser guiado paso a paso, porque no puedo encontrar el camino por sí solo.
El Espíritu no me quiere forzar – sin embargo, quiere guiarme a una vida en victoria, la vida más feliz que una persona puede vivir. El Espíritu Santo me quiere guiar a través del camino de la humillación, porque es el único camino que conduce a una vida victoriosa. Cuando yo mismo soy el que no se deja guiar, sino que elijo mi propio camino, entonces decepciono al Espíritu Santo.
Dios envía su Espíritu Santo a aquellos que le obedecen. La Biblia es muy clara cuando dice que El Espíritu Santo y la carne, nuestra naturaleza humana – se oponen totalmente uno del otro. No puedo vivir según mis tendencias naturales y al mismo tiempo obedecer al Espíritu. Por esta razón leemos en Efesios 4, 30-31, «Y no contristéis al Espíritu Santo… quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia» Yo contristo al Espíritu Santo cuando no obedezco.
Vencer el pecado por el Espíritu Santo
El Espíritu Santo también es el que me da la fuerza para obedecer y la fuerza para vencer todas aquellas tendencias en mi naturaleza humana. Cuando Dios ve que francamente anhelo obedecerle, entonces envía su Espíritu Santo para ayudarme. Jesús les dijo a sus discípulos que recibirían poder cuando el Espíritu Santo descendiera sobre ellos. Al igual que una persona sedienta en el desierto bebe de una fuente abundante de agua limpia, debo beber abundantemente del Espíritu Santo de Dios y ser lleno de este, si quiero vivir una vida cristiana plena.
El Espíritu de Dios está en su Palabra. Cuando bebo abundantemente de esta fuente y del Espíritu de la Fe que está en su Palabra, entonces recibo el poder en el momento de la tentación para vencer sobre el pecado, y así hacer la voluntad de Dios en vez de mi voluntad. Yo contristo el Espíritu Santo cuando vago en el desierto que son mis propios pensamientos y caminos, y estoy tan ocupado o tan perezoso que no bebo de la fe y el poder que se encuentran en la Palabra de Dios.
¡Sin embargo, no necesitamos contristar al Espíritu Santo! Él sabe que somos débiles, y que ni siquiera sabemos orar de la manera correcta. Pero Él está allí para ayudarnos en nuestras necesidades, y ora por nosotros para que podamos ver la voluntad de Dios y así poder cumplir con esta. Romanos 8,26-27. Entonces vamos a ver y experimentar el consuelo que proviene del Espíritu Santo, así como su poder.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.