Cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia. ¿Para qué?
¡Hay abundancia de gracia para vencer sobre el pecado en nuestras vidas!
Hay abundancia de gracia para recibir el perdón de pecados, pero más que esto: -¡Una abundancia de gracia que nos lleva a una vida en victoria sobre el pecado! Pablo escribe en Romanos 5:17: "…mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia." No podemos decir que reinamos en vida cuando nos enojamos, juzgamos o impacientamos, a pesar que tenemos el perdón de pecados. Pablo continúa en Romanos 6:14:"Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia." Cuando nos ofendemos – aunque no lo deseemos – se pone en evidencia que el pecado tiene dominio sobre nosotros.
El don de la justicia
"Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado." Romanos 6: 6-7. Es nuestro viejo hombre el que – con una mente atada a los deseos de la carne – está bajo la esclavitud del pecado.
Podemos leer acerca del don de la justicia que recibimos a través de la abundancia de la gracia en Hebreos 2:14. Jesús participó en la misma carne que nosotros, y a través de la muerte destruyó al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo. El diablo tiene poder sobre nosotros sólo a través de los deseos en nuestra carne, y Jesús en los días de su carne llevó todos estos deseos a la muerte, así destruyó al diablo. y como recibió parte de la misma carne como nosotros, esta muerte nos fue atribuida – este es el don de la justicia.
Verdadera gracia
"Porque en cuanto murió [Jesús], al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive." Romanos 6:10. Así que ahora podemos despojarnos de nuestro viejo hombre, y en el momento de la tentación considerarnos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús (versículo 11). Cuando seguimos el ejemplo de Jesús, comenzamos a vivir una vida en victoria y una transformación como cristianos: ya no vivimos nosotros, sino es Cristo quien vive en nosotros (Gálatas 2:20). Ahora estamos bajo la gracia y tenemos el poder para hacer morir los deseos de la carne (Colosenses 3:5). De este modo llevamos consigo la muerte de Jesús en nuestro cuerpo, de modo que también la vida de Jesús pueda manifestarse en nuestro cuerpo mortal. (2 Corintios 4:10). Poco a poco comenzamos a vivir y reinar a través de Jesucristo.
Ésta es la verdadera gracia de Dios. 1 Pedro 5:12.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.