5 cosas que casi nadie sabe que NO están en la Biblia
¿Sabías que estas palabras e ideas comunes no se encuentran en la Biblia?
¿Sabías que estas palabras e ideas comunes no se encuentran en la Biblia?
«Jesús acepta las acciones de los pecadores y los publicanos»
Este es una afirmación que a menudo es dicha por la gente como como una cita bíblica, pero en realidad es una distorsión de lo que dice la Biblia.
«Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos. Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?» Mateo 9,10-11.
Pero sólo porque Jesús se sentó a la mesa con estas personas no significa que acepta sus acciones. La historia continúa en los versículos 12-13.
«Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.»
Jesús se sentaba con los pecadores y publicanos con el fin de llamarlos al arrepentimiento, no porque estuviera de acuerdo con sus acciones. Jesús los amaba, sí, pero no buscaba excusas por su pecado. De hecho, los amaba demasiado como para permitirles seguir en su pecado.
En lugar de tener una actitud pasiva hacia el pecado, ¡la obra de toda la vida de Jesús era convertir a las personas a Dios!
«Todos son pecadores»
Esta es una cita que está muy cerca de ser bíblica.
En Romanos 3,23 está escrito que «por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.» Entonces, ¿Cuál es la diferencia entre «todos pecaron» y «todos son pecadores»? Está en el momento de la humillación. «Por cuanto todos pecaron» es una afirmación cierta. También está escrito en 1 Juan 1,8 que «Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.»
Pero aquí es donde la mayoría se confunde.
Solamente porque he pecado antes, sólo porque tengo pecado que mora en mi cuerpo, no significa que tengo que seguir cometiendo pecado. No significa que debo ser un pecador. La Biblia contiene muchos versos, de hecho, que nos dicen que debemos dejar de seguir haciendo lo que sabemos es pecado.
«Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno.» Colosenses 3,8-10.
Sí, el «el viejo hombre» que se menciona aquí era un pecador. Todos han pecado. Pero el nuevo hombre ha desechado sus pecados. En 1 Pedro 1,15 incluso está escrito: «Como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir.»
Así que no está escrito una única vez en la Biblia que debemos dejar de seguir siendo pecadores, sino que se nos exhorta poderosamente a ser santos del mismo modo que aquel que nos llamó.
«Creer en Jesús es todo lo que se necesita para llegar al cielo»
En realidad esta expresión es bíblica. La Biblia no lo puede decir más claro en este punto. El problema es cuando la gente no entiende lo que en realidad significa «creer en Jesús».
« Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.» Juan 3,16.
No es suficiente con creer que hubo un hombre llamado Jesús que fue el Hijo de Dios, y que anhela salvarte. Pero si crees en Jesús, el verdadero Jesús, así como está descrito en la Biblia, entonces debes creer en todo lo que Él ha dicho y hecho.
«¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.» 1 Corintios 6,9-10.
Uno puede ver cómo la gente se confunde. Al principio puede parecer que es simplemente suficiente con creer en Jesús para recibir vida eterna, pero en Corintios leemos que los que comenten injusticia no heredarán el reino de Dios.
Pero si realmente crees en Jesús, y cada cosa que está escrito sobre Él, entonces no querrás ser injusto. Harás todo lo posible para mantenerte lejos de pecar.
Es exactamente como leemos en Santiago 2,17. «Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.» La fe no puede separarse de las obras. Si realmente crees en Jesús, entonces tu fe producirá buenas obras. Y si tu vida no demuestra buenas obras, entonces tu fe está muerta y en realidad no crees en el Jesús sobre el cual está escrito.
Así que no es suficiente con creer que una vez hubo alguien llamado Jesús, pero para recibir vida eterna tienes que creer en Jesús así como está escrito sobre Él. Y tener fe en Jesús significa acción.
«Al final todo obra para bien»
Esto es algo que a menudo decimos a las personas que están pasando por todo tipo de padecimientos. O cuando las cosas no salen en absoluto de la forma que deseábamos. Podemos dar este pequeño consuelo que cuando los padecimientos pasen entonces Dios hará que la vida empiece nuevamente a obrar para bien.
El problema es que esto no está en la Biblia. Por el contrario, es una forma muy peligrosa de pensar. Dicha cita proviene de Romanos 8,28: «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.»
Está escrito que todas las cosas ayudan a bien. En algún momento alguien añadió las palabras «al final» y cambió todo el sentido de la frase. En lugar de ser una exhortación poderosa a estar agradecidos por todo, incluso cuando las cosas parecen estar mal, ahora se ha vuelto un patético golpe en la espalda que las cosas ya pronto irán mejor.
Pero cuando creemos que «todas las cosas nos ayudan a bien», entonces creemos que incluso las cosas que pensamos son malas, son realmente buenas. Esto podemos resumirlo con estos versos de 1 Pedro 1,6-7: «En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.» Ve también Romanos 5,3-5.
Qué palabras fantásticas en qué pensar, que incluso nuestras pruebas y tribulaciones obran para nuestro bien cuando estamos en medio de ellas. Al experimentar padecimientos en la tierra podemos ver que el pecado que mora en nosotros trata de subir a la superficie y salir. Entonces toda la ingratitud, la amargura, el odio, etc., que vive en nosotros puede ser llevado a la muerte. (Colosenses 3,5) No hubiéramos podido llevar nada a la muerte sin antes saber que se encontraba allí. Las tribulaciones nos conducen a la transformación.
«Estar siempre agradecidos por algo»
Este es un giro muy astuto del verso en 1 Tesalonicenses 5,18, «Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.»
«Estar siempre agradecidos por algo» suena como una simple transcripción del verso. Pero, en realidad, estar siempre agradecidos por algo, y estar agradecidos por todo son en realidad dos cosas completamente diferentes. Esto se remonta al versículo en Romanos 8,28. No se trata de aferrarse a la creencia que el cielo es azul detrás de las nubes en medio de un día terrible. Se trata de darnos cuenta que incluso aquello que parece ser malo, es algo por lo cual podemos dar gracias a Dios. De lo contrario, ¿cómo podríamos ver el pecado en nosotros y ser capaces de llevarlo a la muerte?
No se trata de estar agradecidos a pesar de las cosas malas que vienen en el camino. Se trata de estar agradecidos por aquellas cosas malas. Es en esas pruebas difíciles de la vida que puedo ser purificado por el fuego.
Este concepto a menudo uno lo escucha en frases «alentadoras» donde uno se compara con otros que lo tienen peor. Alguien por ejemplo que tiene problemas económicos podría escuchar, «Ponte a contar tus bendiciones.
Tienes al menos una casa y un auto y un trabajo.» Por supuesto debiéramos estar agradecidos por estas cosas. Pero también debemos estar agradecidos por las cosas que no tenemos.
Debemos estar agradecidos ya sea porque somos pobres o discapacitados, o no tenemos trabajo, o lo que sea. Las pruebas que atravesamos solamente obran todas para nuestro bien, a pesar de todo, y ¿cómo uno no podría estar agradecido con una vida llena de sólo cosas buenas?
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.