4 verdades irrefutables acerca de Jesús
4 verdades irrefutables acerca de Jesús que demuestran cómo es Él en realidad.
Algunas personas arman y crean a su propio “Jesús” seleccionando solo algunos versículos de la Biblia y se olvidan de las demás citas. Pero aquí encontrarás 4 verdades acerca de Jesús que demuestran cómo es Él en realidad. Pues ése es al Jesús que yo he conocido.
Pablo escribe acerca del otro Jesús en 2 Corintios 11: 4. “Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis.”
Hoy en día se predica de muchos tipos de Jesús, y hay aún más cristianos se pelean para ver quién dice y tiene la verdad. Pero en medio de todo ese desorden, ¿realmente es tan complicado saber la verdad para uno que anhela vivir una vida agradable a Jesús?
Él fue tentado al igual que nosotros
La Biblia habla muchas veces de que Jesús fue tentado a pecar al igual que nosotros. Es fácil pensar que Jesús tenía un truco mágico y divino para permanecer sin pecado, pero así no está escrito. Jesús sabe que se siente ser tentado, y aún así nunca pecó. Y es por esa razón que siempre está dispuesto a perdonarnos; Él ha pasado por lo mismo.
Éste Jesús aprendió la obediencia por lo que padeció, (Hebreos 5: 8) y éste mismo Jesús es el que me dice: “Aprende de mí, que soy manso y humilde de corazón.” (Mateo 11: 29) Solamente con un anhelo profundo de agradar a Dios puedo encontrar al Jesús de las Escrituras.
“Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.” Hebreos 2: 18.
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” Hebreos 4: 15.
Él vino para liberarnos del pecado
La verdadera razón de la misión de Jesús en la tierra fue que vino a liberar a la gente de sus pecados. No solamente vino para perdonar los pecados de los que estaban atados a ellos y no podían dejar de cometerlos. Sino que también abrió un camino por el cual podemos andar completamente íntegros e irreprensible, así como Él.
A éste Jesús puedo seguir, el cual no hizo pecado. (1 Pedro 2: 22) De éste Jesús quiero aprender y le quiero seguir. El Jesús que puede socorrer a los que son tentados. (Hebreos 2: 18)
“Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” Juan 8: 34-36.
“Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca.” 1 Pedro 2: 21-22.
“Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir.” 1 Pedro 1: 15.
Él es celoso contra el pecado
A mucha gente les gusta creer que Jesús era gentil, amable y bueno, pero olvidan que también era excepcionalmente radical y celoso contra el pecado. Olvidan que Jesús le dijo a Pedro: “Quítate de delante de mí, Satanás”, a los fariseos los llamó “tumbas blanqueadas”, y que echó fuera del templo a los vendedores con un azote. El Jesús de la Biblia es radical, y ansía limpiar el mundo de todo el pecado.
Jesús es el ejemplo perfecto de “amar al pecador, y odiar al pecado.” De hecho, Su amor a nosotros es tan grande, que Su odio a todo tipo de pecado y a la destrucción que causa, es igual de grande. Él sabe que tan nocivo es pecar, y odia ver sufrir a sus amados hermanos y hermanas aquí en la tierra.
Jesús también anhela que nosotros seamos igual de celosos y radicales contra el pecado. Es un asunto tan serio e importante que Jesús espera de nosotros que rompamos con todas las relaciones a todo lo que nos impide llegar al mismo celo y odio ardiente contra el pecado.
El Jesús en el cual yo creo, es radical contra el pecado y anhela liberarme del pecado, pero para que pueda hacerlo tengo que estar dispuesto a reconocer la verdad sobre mí mismo, que nada bueno mora en mi carne, de forma que Jesús pueda trabajar con un espíritu quebrantado y contrito. (Salmos 51: 17)
“Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido?” Lucas 12: 49.
“No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada.” Mateo 10: 34.
Él es manso y humilde
Jesús era manso y humilde, e hizo todo de acuerdo a lo que el Padre le pidió hacer. Lavó los pies de los discípulos, amó a los pobres y miserables, y sacrificó todo lo que tenía para servir y bendecir a los demás.
El hecho de dejar la gloria del cielo y nacer como un ser humano fue el mayor acto de humildad y bajeza. (Filipenses 2:7)
“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.” Mateo 11: 29. La gentileza y la humildad de Jesús no era una debilidad, sino más bien una forma de fuerza. Si aprendemos a ser humildes como Jesús, entonces recibimos descanso para nuestras almas por la victoria sobre el pecado que antes nos atormentaba.
Así es el Jesús que yo conozco, y es de la vida que vivió Cristo de la cual estoy asido, y por eso ya no vale la pena vivir mi vieja vida. Agradezco a Dios que he encontrado el tesoro en el campo, por el cual vale la pena vender todo lo que tengo. (Mateo 13: 44) Agradezco a Dios que conozco a Jesús, el Hijo de Hombre.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.