30 versículos de la Biblia que el diablo no quiere que sepas

30 versículos de la Biblia que el diablo no quiere que sepas

Aquí te tenemos un arsenal de versículos que harán que Satanás huya cada vez que intente venir con sus mentiras y engaños.

Preguntamos a nuestros seguidores en Facebook que nombraran “un versículo que el diablo no quiere que sepas.”

¡Las respuestas fueron impresionantes! Estamos familiarizados con los engaños de Satanás, y sabemos que la Palabra de Dios es con la que podemos vencerlo en todas la ocasiones. ¡Qué gran tesoro es tener la armadura, el poder y la fuerza que la Palabra de Dios nos da! Él no nos ha dejado solos para vencer “las artimañas del diablo”, pero nos ha equipado completamente. El diablo no puede hacer frente a la Palabra de Dios.

La pregunta que hicimos es por supuesto una pregunta irónica, porque sabemos que Satanás estaría más feliz si ignoramos por completo la Palabra de Dios. No existe ni una sola palabra en la Biblia de la cual él esté contento de que nosotros conozcamos. Pero es un buen ejercicio pensar en ello de todas maneras, y pensar en los versículos que han sido un arma especial para nosotros.

Aquí hay les dejamos algunos de los versículos que se compartieron en Facebook.

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El diablo no quiere que sepamos la verdad sobre él

“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”. Santiago 4:7.

“Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros”. Romanos 16:20.

“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. Juan 10:10.

“Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte”. Apocalipsis 12:9-11.

“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo”. 1 Pedro 5:8-9.

“Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”. 1 Juan 4:4.

 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo”. 1 Juan 3:8.

 Satanás no quiere que sepamos que no tenemos nada que temer

“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. Isaías 41:10.

 He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará”. Lucas 10:19.

“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. 2 Timoteo 1:7.

El diablo no quiere que sepamos del poder al cual tenemos acceso

“¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”. Romanos 8:31.

“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. 2 Corintios 12:9-10.

“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Filipenses 4:13.

“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. 1 Corintios 10:13.

El diablo no quiere que sepamos las promesas que tenemos en Cristo

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Juan 3:16.

“El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados”. Colosenses 1:13-14.

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”. Romanos 8:1-4.

“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. Gálatas 2:20.

“Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”. Romanos 10:9-10.

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Romanos 5:8.

“Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”. Salmos 103:12.

Lectura adicional: La excepcional promesa que Dios preparó para nosotros.

Satanás no quiere que sepamos que hay condiciones

 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. Mateo 7:21.

“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”. Santiago 1:22.

“Nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen“. Hechos 5:32.

No quiere que sepamos que tenemos que cosechar lo que sembramos

“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna“. Gálatas 6:7-8.

“Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”. Santiago 1:15.

“Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”. Mateo 16:26.

Lectura adicional: Sembrar y segar: tomando las decisiones correctas

El diablo no quiere que sepamos cuál es el futuro

“Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz”. Miqueas 7:8.

“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Filipenses 1:6.

“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Jeremías 29:11.

¡Armados para vencer! La Palabra de Dios provee todas las armas que necesitamos para resistir a Satanás y destruir sus obras. ¡No es de sorprenderse por qué el diablo no quiere que sepamos estos versículos bíblicos! Si nos hemos comprometido a estar al servicio de Dios, notaremos que el diablo estará furioso, pero podemos ser valientes y contraatacar, porque se nos ha prometido la victoria – ¡siempre! El resultado de esta lucha será confianza, reposo y paz en nuestro espíritu. El fruto del Espíritu se manifestará en nuestra vida, ¡y obtendremos la vida eterna!

Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.