Sólo hay una cosa que importa: ¡La fidelidad!

Sólo hay una cosa que importa: ¡La fidelidad!

Una frase al final del funeral de este hombre joven me causó una profunda impresión.

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¿Qué es lo que realmente importa en la vida, lo que realmente tiene valor? Depende de cuán fiel sea, durante el tiempo asignado aquí en la tierra. De hecho, es lo único que realmente importa.

Entregado a Dios

Recientemente hubo un funeral de un hombre joven. Con 30 años fue llevado por sus amigos y familia a un lugar mejor. Pero su vida no fue en vano. Él había entregado su vida a Dios hace muchos años, algo que muchos podían confirmar.

La sala está repleta con personas que quieren recordar a este hombre. Toda su juventud sirvió a las personas a su alrededor sin quejarse. Independiente si era un día bueno o malo, siempre fue positivo y considerado; celoso de hacer la voluntad de Dios.

Al final de la ceremonia conmemorativa, el responsable del funeral va al frente. Emocionado mira el grupo de jóvenes que está presente, y dice: «Sólo hay una cosa que importa: ¡La fidelidad!» Sinceramente quiere que entendamos esto. A mí personalmente me causa una profunda impresión.

¿Qué es la fidelidad?

Una persona fiel es aquella en la cual Dios puede confiar, e implantar sus leyes y mandamientos en su corazón, y que obedece cuidadosamente en todas las cosas. Una persona fiel es inquebrantable – no vacila.

«Escogí el camino de la verdad; he puesto tus juicios delante de mí» (Salmos 119,30) Claramente estas cosas van de la mano – el que es fiel, entonces sigue sus juicios. Estas leyes y mandamientos son todo lo que leemos en la Biblia y lo que sentimos que Dios obra en nuestro corazón. A estas cosas debo ser fiel en obedecer.

El que anda en el camino de la fidelidad, también anda en el camino de la obediencia, en todo. Obedeciendo cada mandamiento que Dios escribe en su corazón. Siempre, sin excepción.

Incluso cuando hay dificultades y los sentimientos no acompañan, lo más importante es ser fiel. Aunque tenga que renunciar a mi propia voluntad, soy fiel. Aunque parezca que es algo injusto, soy fiel. ¡Cuesta ser fiel, pero piensa en lo valioso que es una tal persona para Dios!

¡Cuesta ser fiel, pero piensa en lo valioso que es una tal persona para Dios!

Dios mismo es un maestro en ser fiel. Cumple sus promesas, y mantiene firme su palabra en todo momento. Si hago lo que me pide, entonces es fiel para bendecirme en abundancia a cambio. De esto puedo estar completamente seguro; primeramente aquí en la tierra, y después en el cielo (Lucas 18,30)

¿Soy lo suficiente fiel?

Entonces, ¿soy lo suficiente fiel? Lejos de esto, pienso inmediatamente allí sentado. Oro en silencio y le pido a Dios que me guarde en su voluntad el resto de mi vida. Que siempre esté listo para renunciar a mi propia voluntad, y sea fiel en ofrecer todo lo que Dios me señala. Que sea diligente en todo lo que hago, en las pequeñas y grandes cosas.

¿Quién sabe cuánta vida me ha sido destinada? Debo aprovechar cada oportunidad para prepararme para el cielo – así es como quiero vivir mi vida. Hoy día mismo puedo dar mi primer paso en el camino de la fidelidad, y nunca más mirar hacia atrás.

Cuando estemos en el cielo, entonces todos recibiremos un nuevo nombre, que nos caracteriza según la forma que vivimos en la tierra. Esto está escrito en Isaías 56, 5 «…nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá.» Piensa que Dios puede llamarme por nombre «Fidelidad», ¡aquel día que me encuentre con Él!

Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.