¿Controlas tus pensamientos o ellos te controlan a ti?

¿Controlas tus pensamientos o ellos te controlan a ti?

“Tus pensamientos son libres.” Personalmente mis pensamientos son más como huéspedes inesperados…

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"Tus pensamientos son libres." Así comienza una canción muy conocida en mi país. Y es verdad cuando dicen: "Ningún erudito puede asignarlos, y ningún cazador puede atraparlos."

Estos pensamientos son libres en el sentido que nadie los conoce excepto tú, y nadie excepto tú los puede cambiar – en todo caso, nadie los puede atrapar. Pero ¿es esto verdadera libertad?

Yo por mi parte he experimentado que los pensamientos son como huéspedes inesperados que llegan, se comportan muy mal y lo único que quieren es arruinar "la fiesta." Les quiero mostrar la puerta para que salgan, pero no puedo hacerlo sola.

– "¡Tienes que llevar cautivo tus pensamientos, antes que ellos te tomen cautivo a ti!"
Fue difícil encontrar un buen consejo, por esa razón oré a Dios por ayuda. También mis amigos oraron por mí. Al poco tiempo encontré una salida, algo vino a mí:

Un versículo de la Biblia tuvo un significado totalmente nuevo, "Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo." 2 Corintios 10: 4-5

Poder para controlar mis pensamientos

Esta nueva forma de pensar era una revelación de Dios. Antes no era capaz de pensar así. Sin embargo este nuevo modo de pensar, me dio el poder para controlar mis pensamientos. Ahora es mi elección dejar o no que un pensamiento reciba lugar en mi cabeza. ¡La elección es solo mía! Esto me dio autoridad.

¡Los pensamiento de Dios acerca de mí son de futuro y esperanza! "Todos los pensamiento que no conducen a la esperanza o a la fe no provienen de Dios." Esto lo escuche en una asamblea. Tengo que desechar todo pensamiento que no conduce a la esperanza. Tengo que estar atenta para seguir siendo "el jefe" en mi cabeza. Para esto Dios también me da fuerza, porque Él fortalece a los débiles.

Desde que hago esto ya no he estado más agobiada ni desamparada. Mi paz y alegría crecen continuamente y puedo decir como el salmista: "Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová. Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira." Salmos 40: 3-4

Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.